La lengua estándar adopta el sistema fonológico de Beijing como norma de pronunciación, toma el geolecto del norte como base y recurre al modelo de las obras literarias modernas escritas en lengua vernácula para fijar sus normas gramaticales.
“Directrices para la promulgación de la lengua común”, El Consejo de Estado, 1956.
La situación lingüística en China es un tema de estudio amplio y complejo que ha sido insuficientemente estudiado por motivos políticos, por la amplitud del territorio a cubrir, el difícil acceso a algunas de sus zonas y la gran variedad de dialectos –aunque presentan una fuerte diferenciación, el hecho de que utilicen, en general, el mismo sistema de escritura, los lingüistas chinos consideran que China contiene una lengua estándar: el mandarín, y muchos dialectos- que existen.
Se calcula que el origen de la lengua china se remonta al final de la época Neolítica cuando más de 1800 tribus y clanes se asentaban a lo largo del río Amarillo, cada una de las cuales con su propia lengua y cultura. Perteneciente al grupo de lenguas sinotibetanas, que a su vez, se subdivide en tibeto-birmano y chino, tiene una extensión territorial mucho más concentrada que la lengua indoeuropea –de origen nómada, se dispersaron mucho más-, ya que al ser principalmente agricultores –excepto los tibetanos- quedaron mucho más agrupados.
Desde la dinastía Shang (1765–1122 a.n.e.) surgió la necesidad de disponer una lengua franca para facilitar la comunicación entre los diferentes clanes y tribus. Se cree que esta lengua tomó forma a partir de la lengua que se hablaba al oeste de la provincia de Henan, en Yinxua, donde se encontraba la capital de la dinastía entre 1324 y 1066 a.n.e. Es posible que los textos de los huesos oraculares -escritura plenamente desarrollada, usada, en su mayoría, como instrumentos de adivinación- se basaran en la lengua oral de la dinastía anterior, la Xia (2207–1765 a.n.e.).
Durante la dinastía Zhou (1122–256 a.n.e.), y la instauración de distintos señoríos, se hizo aún más necesario el establecimiento de esta lengua estándar. Para ello, se basaron en la pronunciación de Luoyang, en la actual provincia de Henan. Enseñada en las escuelas de todos los señoríos a fines de la dinastía, se usó en la corte, los actos diplomáticos, obras literarias, rituales y actividades culturales. Esta lengua se mantuvo durante los dos milenios siguientes, sin que la instauración de la capital en Chang´an durante las dinastías Qin (221–206 a.n.e.) y Han (206 a.n.e. – 220 n.e.), cambiase la pronunciación de la lengua estándar. El cambio llegó con la dinastía Tang (618–907), que estableció la lengua de Chang´an. Sin embargo, no será ninguna de las hablas hasta ahora mencionadas las que constituirán la base del chino estándar moderno, ya que desde que en 1276 la capital del Imperio se trasladó a Dadu, la actual Beijing, que se convirtió en una de las ciudades más importantes en términos políticos y económicos, y en el ámbito cultural y literario, tomará prestigio sus variedades de habla a medida que la ciudad adquiera importancia. Hecho especialmente relevante tras los importantes cambios que se produjeron en el sistema fonológico del chino durante el periodo que transcurre entre las dinastías Song (960–1279), Yuan (1206–1367), Ming (1368-1644) y Qing (1644-1911); ya que estos afectaron especialmente a las hablas septentrionales pero no a las hablas meridionales que se mostraron más conservadoras y mantuvieron muchos de los rasgos del chino de épocas anteriores. Así, a fines de la dinastía Qing, la lengua estándar, procedente de Beijing, se convirtió en el estándar para toda la población. Fue con la derrota de las Guerras del Opio, y su consiguiente atribución al retraso socio-cultural en el que se encontraba el país, cuando el gobierno comenzó una política lingüística explícita para la promoción de una variedad estandarizada de chino, para, así, acabar con la difícil comunicación que existía entre la multiculturalidad y lenguas de China. Justamente, y siguiendo esencialmente el modelo de Japón, donde la promoción de una lengua estándar había permitido su modernización, el gobierno chino consideró que el establecimiento y promoción de una variedad de lengua común era de vital importancia para la modernización del país.
No es de extrañar que solo unos meses después de la fundación de la República China (1912-1949), el ministro de Educación anunciara la creación de una comisión para la unificación de la pronunciación. Se trataba de la creación de un modelo de lengua, tanto escrita como hablada, común para todos los chinos, además del diseño de una estrategia para su difusión. Entre las medidas adoptadas, se estableció que el putonghua –chino estandarizado- fuera la variedad de los centros de enseñanza, de las instituciones oficiales y administrativas, de las publicaciones periodísticas y literarias.
Como era de esperar, las variedades habladas en las principales ciudades, Nankín, Shanghai o Beijing, fueron propuestas como base para la futura lengua estándar. Por una parte, los delegados de la zona norte, cuyos dialectos se conocen con el nombre de mandarín –préstamo introducido en el siglo XVII del portugués mandarin, tras observar a los oficiales chinos del siglo XVI utilizar esta palabra en todas sus órdenes, la usaron para referirse a la lengua de estos- proponían los rasgos de estas para la lengua estándar, pues ya habían sido percibidos y usados anteriormente; y por otra parte, los delegados de la costa sur, hablantes de variedades lingüísticas no mandarines, que no aceptaban esa propuesta, y alegaban para ello que su forma de hablar no se reflejaría en dicho modelo. Tras meses de discusiones, la conferencia resolvió que los rasgos fonológicos de los dialectos mandarines constituirían la base de la lengua estándar china. Entre las medidas que se adoptaron para la promoción del chino modelo destaca la creación de un diccionario de pronunciación nacional, la adopción de un sistema de transcripción fonética de caracteres –conocido como zhuyin zimu- y la enseñanza del chino modelo desde la escuela primaria. Sin embargo, los sonidos de esta lengua nacional eran desconocidos en su mayor parte y solo algunos eruditos eran capaces de utilizarlo. Así en 1926, se decidió que fuera únicamente la fonología de la variedad hablada en Beijing la que constituyese la base de la pronunciación estándar. El sistema fonético fue revisado y se le dio el nombre de zhuyin fuhao. Tras la creación de la República Popular China en 1949, el gobierno intensificó sus acciones con respecto a la estandarización y planificación lingüística, y se creó el sistema fonológico conocido como pinyin –utilizado hoy en día en su mayoría.
En la actualidad el 90% de la población entiende el putonghua, aunque solo un 50% tiene una competencia activa. Su uso y dominio es sensiblemente menor en la zona sur, ya sea por el aislamiento y dificultad de acceso en la que se encuentran muchas localidades, generalmente rurales, y en la que la población ha usado tradicionalmente otras variedades o lenguas, especialmente aquellas de gran relevancia, como el cantones o el dialecto wu.
Fuente: Chinalati